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Sólo utilizamos telas 100% algodón, de los mejores fabricantes, con una densidad de 360gr/m2, para garantizar una imagen lo más real posible a la obra original. Son los mismos lienzos utilizados por los pintores y museos para las reproducciones de sus obras.
La textura del lienzo resalta la obra de arte y se consigue lo más cercano al aspecto de una pintura original.
Imprimimos las obras de arte utilizando la técnica de impresión por Giclée, la mas más avanzada actualmente, lo que permite una resolución, nitidez y colorido insuperables. Utilizamos impresoras gran formato con la más moderna tecnología y tintas ecológicas.
Montamos todos nuestros cuadros sobre un bastidor de madera de abeto alistonado de 3 x 3 cm / 3 x 4.5 cm. Esta madera es ideal para la fabricación de bastidores ya que al ser alistonada refuerza el bastidor y evita deformaciones del mismo debido a la tensión del lienzo.
Todos nuestros bastidores son fabricados artesanalmente a mano, uno a uno, a la medida deseada por el cliente. Van reforzados por tensores en las esquinas cortadas en inglete y, junto a su grapado en V y sus barras tensoras para medidas de más de 1 metro, garantizan un bastidor de madera duradero.
Inmaculada Concepción II
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Inmaculada Concepción II
Manierismo
Francisco de Zurbarán (Fuente de Cantos, 7 de noviembre de 1598 – Madrid, 27 de agosto de 1664) fue un pintor del Siglo de Oro español. Contemporáneo y amigo de Velázquez, Zurbarán destacó en la pintura religiosa, en la que su arte revela una gran fuerza visual y un profundo misticismo. Fue un artista representativo de la Contrarreforma. Influido en sus comienzos por Caravaggio, su estilo fue evolucionando para aproximarse a los maestros manieristas italianos. Sus representaciones se alejan del realismo de Velázquez y sus composiciones se caracterizan por un modelado claroscuro con tonos más ácidos. Considerado un pintor de imaginería (artista especializado en imágenes y estatuas) Zurbarán firmó un nuevo contrato en 1628 con el convento de Nuestra Señora de la Merced Calzada, y se instaló, con su familia y los miembros de su taller, en Sevilla. Pintó entonces el cuadro de San Serapio, uno de los mártires de la Orden de la Merced, muerto en 1240 tras haber sido torturado, probablemente por los piratas ingleses. Los religiosos mercedarios (pertenecientes a la Orden de la Merced), además de los votos tradicionales de castidad, pobreza y obediencia, pronunciaban un voto de «redención o de sangre» por el que se comprometían a entregar su vida a cambio del rescate de los cautivos en peligro de perder su fe. Zurbarán quiso representar el horror sin que en la composición apareciera ni una gota de sangre. Aquí no se intuye el ensueño divino que precede a la Resurrección. La boca entreabierta no deja escapar ni un grito de dolor, demuestra el abatimiento paroxístico; dice en un soplo, simple y terriblemente, que ya es demasiado para seguir viviendo. La gran capa blanca, casi un trampantojo, ocupa la mayor parte del cuadro. Si se hace abstracción del rostro, la relación entre la superficie total y la de este vasto espacio blanco es, exactamente, el número áureo. Nominándose a sí mismo como «maestro pintor de la ciudad de Sevilla», Zurbarán despertó los celos de algunos pintores como Alonso Cano, a quien Zurbarán desdeñó. Se negó a pasar los exámenes que le darían derecho a utilizar este título, pues consideraba que su obra y el reconocimiento de los grandes tenían más valor que el de algunos miembros, más o menos amargados, de la corporación de los pintores. Le llovían los encargos de las familias nobles y para los grandes conventos que los mecenas andaluces protegían, como los de los jesuitas.
El manierismo es un estilo artístico que predominó en Italia desde el final del Alto Renacimiento (c. 1530) hasta los comienzos del período Barroco, aproximadamente hacia el año 1600. El manierismo se originó en Venecia gracias a los mercaderes y, en Roma, gracias a los papas Julio II y León X, pero finalmente se extendió hasta España, Europa central y Europa del norte. Se trataba de una reacción anticlásica que cuestionaba la validez del ideal de belleza defendido en el Alto Renacimiento. El manierismo se preocupaba por solucionar problemas artísticos intrincados, como desnudos retratados en posturas complicadas. Las figuras en las obras manieristas tienen frecuentemente extremidades graciosas pero raramente alargadas, cabezas pequeñas y semblante estilizado, mientras sus posturas parecen difíciles o artificiales. Su origen etimológico proviene de la definición que ciertos escritores del siglo XVI, como Giorgio Vasari, para quien maniera significa todavía "personalidad artística", es decir, estilo, en el más amplio sentido de la palabra. Lo asignaban a aquellos artistas que pintaban "a la manera de...", es decir, siguiendo la línea de Miguel Ángel, Leonardo o Rafael, pero manteniendo, en principio, una clara personalidad artística. El significado peyorativo del término comenzó a utilizarse más adelante, de parte de los clasistas del siglo XVII, cuando esa "maniera" fue entendida como una fría técnica imitativa de los grandes maestros, como un ejercicio artístico rebuscado, enclichés, reducible a una serie de fórmulas. Los colores no remiten a la naturaleza, sino que son extraños, fríos, artificiales, violentamente enfrentados entre sí, en vez de apoyarse en gamas. El propio Miguel Ángel o el académico Rafael experimentaron en sus últimas obras el placer de la transgresión, desdibujando sus figuras o dejando inacabadas sus obras. Tiziano, Correggio o Giorgione someten algunas de sus pinturas a complicados simbolismos que aún no han sido descifrados, como intuimos en La tempestad, de este último. También afectó tardíamente, pero de forma genial, a El Greco. La orfebrería fue uno de los ámbitos más beneficiados por este complejo arte. Como reacción al manierismo, surgió en Italia el caravaggismo. Después de ser reemplazado por el barroquismo, fue visto decadente y degenerativo. En el siglo XX fue apreciado nuevamente por su elegancia. Entre los artistas que practicaron este estilo están Parmigianino, Beccafumi, Benvenuto Cellini, Giambologna, Giulio Romano, Rosso Fiorentino,Bronzino, Tintoretto, Arcimboldo, Hans von Aachen, Bartholomeus Spranger, Hendrick Goltzius, Vasari, Veronés, El Greco y Federico Zuccaro. En literatura se interpreta como un proceso evolutivo que afecta al as formas y a la actitud de los poetas. El cambio que afecta a las formas, por influencia de las artes.