Todos nuestros cuadros son reproducciones digitales de auténticas obras de arte. Las imprimimos sobre los mejores lienzos de algodón 100% del mercado y utilizando la última tecnología de impresión para un acabado impecable. Comprueba las calidades y acabados de nuestros cuadros y te darás cuenta de la auténtica diferencia respecto a nuestros competidores.
Sólo utilizamos telas 100% algodón, de los mejores fabricantes, con una densidad de 360gr/m2, para garantizar una imagen lo más real posible a la obra original. Son los mismos lienzos utilizados por los pintores y museos para las reproducciones de sus obras.
La textura del lienzo resalta la obra de arte y se consigue lo más cercano al aspecto de una pintura original.
Imprimimos las obras de arte utilizando la técnica de impresión por Giclée, la mas más avanzada actualmente, lo que permite una resolución, nitidez y colorido insuperables. Utilizamos impresoras gran formato con la más moderna tecnología y tintas ecológicas.
Montamos todos nuestros cuadros sobre un bastidor de madera de abeto alistonado de 3 x 3 cm / 3 x 4.5 cm. Esta madera es ideal para la fabricación de bastidores ya que al ser alistonada refuerza el bastidor y evita deformaciones del mismo debido a la tensión del lienzo.
Todos nuestros bastidores son fabricados artesanalmente a mano, uno a uno, a la medida deseada por el cliente. Van reforzados por tensores en las esquinas cortadas en inglete y, junto a su grapado en V y sus barras tensoras para medidas de más de 1 metro, garantizan un bastidor de madera duradero.
Huerto
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Huerto
Impresionismo
Charles-François Daubigny (15 de febrero de 1817 en París – 19 de febrero de 1878 en París), Daubigny nació en el seno de una familia de pintores. El arte le fue enseñado por su padre, Edmond François Daubigny, y por su tío, el miniaturista Pierre Daubigny. En sus comienzos Daubigny pintaba en un estilo tradicional, pero esto cambió a partir de 1843 cuando se estableció en Barbizon para trabajar en la naturaleza. Aún más importante fue su encuentro con Camille Corot en 1852 en Optevoz . Sobre su famoso bote «Botin», que él había adaptado como estudio flotante, pintó a lo largo del Sena y el Oise, generalmente en la región alrededor de Auvers-sur-Oise. De 1852 en adelante se lo ve influenciado por Gustave Courbet. En 1866, Daubigny visitó Inglaterra, y retornó a dicho país en 1870 escapando de los trastornos de la Guerra Franco-prusiana. En Londres conoció a Claude Monet, y juntos viajaron a los Países Bajos. De regreso en Auvers, conoció a Paul Cézanne, otro importante artista vinculado al impresionismo y al post-impresionismo. Se cree que todos estos entonces jóvenes artistas fueron influenciados por Daubigny. Los cuadros más finos de Daubigny fueron pintados entre 1864 y 1874, en su mayoría conformados por cuidadosos paisajes con árboles, ríos y algunos patos. Se dice que cuando a Daubigny le gustaban sus pinturas agregaba un pato o dos, por lo que el número de patos indicaría la mayor o menor calidad artística de sus obras. Uno de sus dichos fue «Los mejores cuadros no venden», al ver frecuentemente que sus más finos logros eran poco apreciados. Daubigny es preferido principalmente por sus vistas fluviales, que pintó en gran número, pero aunque hay dos grandes paisajes de Daubigny en el Louvre, ninguno es de este género.
Aunque el término Impresionismo se aplica en diferentes artes como la música y la literatura, su vertiente más conocida, y aquella que fue la precursora, es la pintura. El movimiento plástico impresionista se desarrolló a partir de la segunda mitad del siglo XIX en Europa —principalmente en Francia— caracterizado, a grandes rasgos, por el intento de plasmar la luz (la «impresión» visual) y el instante, sin reparar en la identidad de aquello que la proyectaba. Es decir, si sus antecesores pintaban formas con identidad, los impresionistas pintaban el momento de luz, más allá de las formas que subyacen bajo este. El movimiento fue bautizado por la crítica como impresionismo con ironía y escepticismo respecto al cuadro de Monet. Impresión: sol naciente. Siendo diametralmente opuesto a la pintura metafísica, su importancia es clave en el desarrollo del arte posterior, especialmente del postimpresionismo y las vanguardias.