Los 3 cm. de grosor de cada lateral del marco van impresos con una pequeña zona de la imagen cercana a los bordes, la cual es estirada para dar una sensación de continuidad de la misma.
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Todos nuestros bastidores son fabricados artesanalmente a mano, uno a uno, a la medida deseada por el cliente. Van reforzados por tensores en las esquinas cortadas en inglete y, junto a su grapado en V y sus barras tensoras para medidas de más de 1 metro, garantizan un bastidor de madera duradero.
Las Bailarinas para Edgar Degas son como los girasoles de Van Gogh o los nenúfares de Monet, una obsesión, hasta tal punto que este pintor famoso comenzó a perder la vista a partir de los cuarenta años y ciego finalmente trabajó con figuras de cera que tuvieron también como tema las bailarinas de ballet. Edgar Degas aunque es considerado uno de los pintores más famosos del impresionismo, nunca llegó a los niveles de abstracción de otros como Van Gogh o Monet, pero es sin duda impresionista. En ocasiones se tildó a Degas de vouayer cruel por hacer posar a sus modelos durante horas, pero de lo que no cabe duda es que nadie mejor que él ha plasmado el dolor y el sacrificio de las bailarinas de ballet del siglo XIX como verdaderas heroínas de los escenarios. La sensualidad del movimiento así como la tensión de los cuerpos en sus obras convierte su serie de bailarinas en una de las más famosas series de cuadros famosos de la historia del arte. La riqueza cromática y su percepción del movimiento atribuye a sus obras de arte una singularidad única e inconfundible. Entre los maestros más admirados por Degas figuran El Greco, Manet, Cézanne, Gauguin, Ingres, Delacroix o el propio Vincent van Gogh, de los cuales adquirió obras para su propia colección. Entre sus cuadros famosos podemos encontrar: La Orquesta de la Ópera, La Estrella, Bailarinas en Azul, La Clase de Ballet, Examen de Danza, Dos Bailarinas Amarillo y Rosa, En las Carreras o Ballet de la Ópera de París. Si estás buscando cuadros famosos de bailarinas, Degas es la mejor elección, en Cuadros Famosos puedes comprar una reproducción realizada en las mejores calidades del mercado a precios muy baratos.
Los cuadros de Hilaire-Germain-Edgar Degas siempre han sido muy valorados y entre ellos destaca el extraordinario cuadro de las Bailarinas. Esta obra representa la bella y elegante danza del ballet con un grado de perfección increíble. Las bailarinas aparecen en una escena donde se palpa la tensión propia de un ensayo o de una actuación en directo.El cuadro es una perfecta obra de arte que transmite la delicadeza de las bailarinas y el esfuerzo que requiere esta disciplina. Degas dominaba la técnica del dibujo y la pintura, y estas habilidades se notan en la precisión con la que plasmó cada detalle de las bailarinas.El cuadro de las Bailarinas de Degas se encuentra en el Museo de Orsay en París, uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad. Visitar el museo es una experiencia muy enriquecedora, ya que además de este cuadro, podrás disfrutar de muchas otras obras inolvidables.Si eres un amante del ballet o simplemente te encanta el arte, cuadrosfamosos.es tiene un amplio catálogo de cuadros de los mejores pintores del mundo en una variada selección de formatos. Compra tu cuadro favorito de Bailarinas de Degas, y tendrás una obra de arte única e inspiradora en tu hogar.
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Bailarinas
Impresionismo
Hilaire-Germain-Edgar de Gas [il?? ???m?~ ?dg?? d?g?], más conocido como Edgar Degas (París, 19 de julio de 1834 – ibídem,27 de septiembre de 1917), fue un pintor y escultor francés. Es conocido por su visión particular sobre el mundo del ballet, capturando escenas sutiles y bellas, en obras al pastel. Después de regresar de Italia, Degas copió pinturas en el Louvre. En 1865 algunos de sus trabajos fueron aceptados en el Salón, y gradualmente ganó respeto en el mundo del arte convencional.1 En 1870, hacia el final de la Guerra Franco-Prusiana, Degas se alistó en la guardia nacional, en donde la defensa de París le dejó poco tiempo para su pintura. Durante el entrenamiento con el riflese le diagnosticaron problemas en su visión, y durante el resto de su vida la salud de sus ojos fue motivo constante de preocupación. Finalizada la guerra, Degas visitó a su hermano René en Nueva Orleans, y produjo un número de trabajos, muchos sobre familiares, antes de regresar a París en 1873. El siguiente año, Degas ayudó a organizar la primera exhibición impresionista. Los impresionistas hicieron siete presentaciones posteriores, la última en 1886; Degas exhibió su trabajo en todas ellas salvo una. Por este entonces Degas se convertiría también en fotógrafo amateur, tanto por placer como para capturar una acción con precisión para su pintura. En 1874, tras la muerte de su padre, surge una demanda del estado que revela que René (su padre) contrajo enormes deudas. Para preservar el buen nombre de la familia, Degas se ve forzado a vender su casa y una colección de arte que había heredado. De repente se encuentra dependiente de las ventas de su arte como única fuente de ingresos. Después de varios años su situación financiera mejora, y las ventas de su trabajo artístico le permiten dar rienda suelta a su pasión por coleccionar trabajos de los artistas a quienes admira, grandes maestros como El Greco, modernos cómo Delacroix, y contemporáneos suyos Cézanne,Gauguin o Van Gogh. Ingres y Manet fueron especialmente bien representados. A medida que pasaron los años Degas se aisló, en parte debido a su creencia de que «un pintor no puede tener vida personal». La controversia del Caso Dreyfus reveló sus inclinaciones antisemitas, rompiendo con sus amigos judíos. Se cree que estuvo trabajando en pastel hasta fines del año 1907, y también que continuó haciendo escultura hasta finales de 1910. Aparentemente dejó de trabajar en 1912, cuando la demolición de su residencia en la rue Victor Massé lo forzó a mudarse al bulevar de Clichy. Nunca se casó y pasó los últimos años de su vida prácticamente ciego, «vagando sin sentido por las calles de París» hasta morir en 1917.
Aunque el término Impresionismo se aplica en diferentes artes como la música y la literatura, su vertiente más conocida, y aquella que fue la precursora, es la pintura. El movimiento plástico impresionista se desarrolló a partir de la segunda mitad del siglo XIX en Europa —principalmente en Francia— caracterizado, a grandes rasgos, por el intento de plasmar la luz (la «impresión» visual) y el instante, sin reparar en la identidad de aquello que la proyectaba. Es decir, si sus antecesores pintaban formas con identidad, los impresionistas pintaban el momento de luz, más allá de las formas que subyacen bajo este. El movimiento fue bautizado por la crítica como impresionismo con ironía y escepticismo respecto al cuadro de Monet. Impresión: sol naciente. Siendo diametralmente opuesto a la pintura metafísica, su importancia es clave en el desarrollo del arte posterior, especialmente del postimpresionismo y las vanguardias.